El impacto del humo de los incendios forestales en los equipos electrónicos puede ser importante. A menudo, los daños pueden provocar problemas eléctricos y estructurales que requieren costosas reparaciones o sustituciones. En un blog anterior sobre incendios forestales, mis colegas compartieron orientaciones para mitigar los riesgos. Aquí profundizamos en este tema, analizando los efectos del humo en los equipos, las tácticas de conservación, el proceso de evaluación y la ciencia que hay detrás del humo.
Efectos del humo en los equipos eléctricos y electrónicos
La contaminación por humo supone un problema cuando las partículas de material en combustión se depositan en las superficies electrónicas expuestas. Hay cinco formas en que el humo puede afectar a diferentes áreas:
- Disipación térmica - Las partículas que transporta el humo atascan los filtros, obstruyen el flujo de aire y provocan el sobrecalentamiento de los equipos.
- Corrosión - Las partículas con propiedades corrosivas graban las superficies metálicas susceptibles, lo que provoca la formación de picaduras. Las picaduras son un tipo de corrosión que se produce cuando zonas localizadas de una superficie metálica sufren un ataque químico que da lugar a la formación de pequeños agujeros o picaduras en la superficie.
- Manchas - La decoloración puede llegar a ser permanente.
- Olor - El olor es una señal de que todavía hay presentes sustancias químicas potencialmente nocivas que podrían liberarse al aire cuando el equipo está en uso. Esto supone un riesgo para la salud de las personas que se encuentren cerca.
- Abrasivo - El humo está formado por partículas minúsculas del material combustionado y puede causar daños en los conjuntos mecánicos al actuar como abrasivo entre los componentes móviles.
Conservación de equipos
Una vez constatada la presencia de corrosión, el tiempo se convierte en un factor a tener en cuenta, ya que puede que no esté seguro de si reparar o sustituir el equipo afectado. No obstante, hay seis medidas preventivas que puede tomar para impedir que la corrosión se extienda antes de seguir adelante.
- Los equipos expuestos al humo no deben encenderse. Existe un alto riesgo de que se deposite materia conductora entre los componentes electrónicos, provocando un cortocircuito.
- Desconecte el equipo de la red eléctrica y de cualquier otra fuente de energía.
- Contrate a proveedores de servicios de equipos o a un especialista profesional en descontaminación para extraer el agua.
- Intente reducir la humedad relativa de la instalación entre el 45% y el 55%.
- Ciertos metales que componen los equipos, como los que no tienen una barrera natural contra el aire o no están pintados, son susceptibles de oxidarse si se dejan expuestos. Esos metales deben tratarse con un inhibidor de óxido (aunque asegúrese de no rociar lubricantes inhibidores en las placas de circuitos). Además, obtenga inhibidores de corrosión en fase vapor (VpCI) y colóquelos en el interior de los paneles de control electrónicos.
- Cubra los equipos antes de que comiencen las actividades de restauración de las instalaciones. No cubra los equipos que no puedan apagarse.
Evaluación del equipo
Cuando nos enfrentamos a una plétora de equipos aparentemente destruidos, puede resultar difícil determinar en qué medida se ha producido corrosión, si es que se ha producido. Una investigación minuciosa del lugar del siniestro puede proporcionar detalles sobre los materiales que se consumieron y las posibles sustancias químicas que se desgasificaron en la zona. Mientras que algunas instalaciones que sufren un incendio experimentan una pérdida abrupta de energía por parte de la compañía eléctrica, otras -especialmente las afectadas por el humo de incendios forestales- mantendrán la energía durante todo el suceso. Por lo tanto, es probable que los equipos permanezcan encendidos. Tras un siniestro, es imperativo apagar los equipos que puedan haber estado expuestos a materia conductora.
Una forma rápida de determinar si existe materia conductora es utilizar un medidor de conductividad, que es un dispositivo que mide la capacidad de una sustancia para conducir la electricidad. Este medidor puede utilizarse para determinar el nivel de conductividad de una solución, un contaminante o un gas, por ejemplo. Si no se dispone de un medidor de conductividad, la obtención de muestras de cinta adhesiva para determinar la presencia de hollín, cenizas o carbonilla, y de muestras analíticas de toallitas para revelar la composición de las partículas sedimentadas (es decir, sulfato, nitratos, cloruros) ayudará a determinar si existen contaminantes relacionados con las pérdidas y, en caso afirmativo, si son corrosivos o no.
La ciencia detrás del humo
Contrariamente a la creencia popular, el humo no siempre es perjudicial. Como se ha señalado, una evaluación del lugar del siniestro puede proporcionar detalles sobre los materiales que se consumieron y las posibles sustancias químicas que se desprendieron. Determinar empíricamente si el humo es perjudicial para los equipos eléctricos requiere cierta ciencia. Por ejemplo, la corrosión se produce cuando los metales sensibles del equipo, el agua procedente de la humedad o de las actividades de extinción de incendios y las sustancias químicas de los materiales quemados -como madera, plásticos y nylons- reaccionan y forman ácidos débiles. Los ácidos se unen a los metales y provocan la corrosión. Aunque no se trata de una lista exhaustiva, para que se produzca corrosión suele ser necesaria la presencia de sulfatos, nitratos o cloruros.
Cuando los materiales se consumen en un incendio, ya sea forestal o estructural, se liberan iones al medio ambiente. Los iones son partículas diminutas que tienen carga eléctrica. Piense en ellos como pequeñas baterías que pueden ser positivas o negativas. Cuando hay más cargas positivas que negativas, se llaman cationes. Cuando hay más cargas negativas que positivas, se llaman aniones. Cuando estos iones se mezclan con el agua, la reacción puede ser catastrófica para los equipos eléctricos y electrónicos. Cuantificar la presencia de aniones y cationes es, por tanto, un paso fundamental para apreciar plenamente el grado de exposición y el potencial de daños irreversibles.
Los ingenieros e higienistas industriales de EFI Global llevan a cabo inspecciones visuales no invasivas para comprender la gravedad de la exposición al humo/los daños. Basándose en los resultados de la inspección inicial, se transmiten recomendaciones que podrían incluir una inspección/investigación más exhaustiva que incluya pruebas no destructivas y/o destructivas. Tras las inspecciones y pruebas, se definirán la exposición y los daños potenciales, y se comunicarán las recomendaciones de limpieza, reparación o sustitución, según sea necesario, para devolver el equipo a su estado anterior a la pérdida.
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