Por Ignacio Sandoval, Ingeniero Forense Senior, EFI Global
La impresión 3D, también conocida como fabricación aditiva, está cambiando la forma en que construimos el mundo que nos rodea. Industrias de todo el mundo la están adoptando para crear desde dispositivos médicos que salvan vidas, moldes de construcción y bienes de consumo hasta piezas de motores para coches y naves espaciales.
Una gran innovación conlleva nuevos retos, y aunque podemos maravillarnos ante los avances y las posibilidades de la impresión 3D, también debemos comprender los riesgos únicos que plantea. Adentrémonos en el mundo de la impresión 3D y descubramos sus peligros.
El poder de las impresoras 3D
Las impresoras 3D se están extendiendo tanto que algunos aficionados las tienen en sus casas. Las versiones de sobremesa cuestan entre 200 y 10.000 dólares y utilizan sobre todo plásticos para crear pequeñas baratijas y prototipos de uso personal. Aunque impresionantes, estas máquinas compactas palidecen en comparación con lo que pueden hacer las versiones industriales o comerciales. Las impresoras comerciales son mucho más grandes, utilizan una gama más amplia de materiales y pueden acometer proyectos de mayor envergadura, como la creación de los componentes críticos de aviones y automóviles, y la producción de componentes de construcción a escala real. Estas máquinas pueden costar más de seis cifras y requieren una gran experiencia para funcionar con seguridad.
Comprender los riesgos
Las impresoras 3D presentan riesgos inherentes a su fabricación y funcionamiento. Sus elevadas temperaturas de funcionamiento, el polvo explosivo y las exigencias eléctricas las exponen, entre otros riesgos, a incendios y explosiones.
Altas temperaturas y riesgos de ignición
Algunas impresoras 3D funcionan a temperaturas superiores a 750 grados Fahrenheit, y a ese calor extremo, incluso un pequeño fallo puede provocar una catástrofe. Los elementos calefactores, los láseres y los motores, todos ellos esenciales para el funcionamiento de la impresora, pueden convertirse en fuentes de ignición si algo sale mal.
Sobrecargas eléctricas
Las imprentas comerciales necesitan una potencia eléctrica considerable. Si no se dispone de la infraestructura adecuada, los circuitos pueden sobrecargarse y provocar incendios.
Materiales explosivos
Algunos métodos de impresión 3D utilizan polvos finos, que pueden ser tan explosivos como los vapores de la gasolina. Sin una ventilación y manipulación adecuadas, estos polvos suponen un grave riesgo.
Averías mecánicas
Las impresoras 3D son complejas y, cuando se produce un fallo mecánico, su funcionamiento puede detenerse y su reparación puede resultar costosa. Los motores pueden quemarse por atascos, los sistemas de refrigeración pueden fallar y sobrecalentarse, y los componentes electrónicos sensibles pueden quedar destruidos por subidas de tensión.
Factores externos
Los daños causados por el agua de las inundaciones, los escombros caídos durante catástrofes naturales y la contaminación por polvo o humo pueden poner en peligro estas sofisticadas máquinas.
Aprender del pasado
En 2016, un joven entusiasta trató de mejorar el rendimiento de su impresora 3D utilizando laca para el pelo para ayudar a que los objetos se adhirieran mejor durante la impresión. El resultado fue catastrófico. Los vapores de la laca inflamable se encendieron y provocaron una explosión que se cobró su vida.
En otro incidente, se dejó funcionando una impresora de sobremesa durante 11 horas. Un cortocircuito provocó un incendio que envolvió la impresora y causó daños considerables, aunque no hubo heridos.
Con las impresoras 3D comerciales también ocurren incidentes. La NASA imprimió una cámara de combustión que podría utilizarse en uno de sus motores cohete, y se partió por la mitad durante el disparo de prueba. La impresora que se utilizó para fabricar la cámara hizo una pausa a mitad de la impresión, y esa pausa creó un punto débil -o línea testigo- en la cámara. Este punto no pudo soportar las altas presiones y temperaturas, y la cámara se partió y estalló en llamas.
Preparación y respuesta
Tanto para las impresoras 3D de sobremesa como para las comerciales, es esencial que los operarios sigan las directrices de instalación y mantenimiento del fabricante de la impresora y reciban la formación adecuada. Igualmente importante es asegurarse de que los sistemas eléctricos puedan soportar las demandas de las impresoras 3D y que estas impresoras se incluyan como parte de los planes de preparación ante catástrofes.
Cuando se produce un incidente, puede ser desalentador. Los profesionales especializados pueden ayudar a afrontar eficazmente estos retos, por complejos que sean. Los investigadores de incendios y los ingenieros forenses pueden determinar el origen y la causa. Los higienistas industriales pueden evaluar el riesgo de cualquier exposición tóxica (especialmente importante cuando se trata de polvos o humos). Los ingenieros de estructuras evalúan los daños en las instalaciones y guían los esfuerzos de reconstrucción segura. Los consultores de equipos pueden evaluar las impresoras dañadas y determinar dónde han fallado.
Reunir al equipo adecuado garantiza evaluaciones precisas, una evaluación adecuada de los daños y la búsqueda de posibles recuperaciones.
Abrazando el futuro
La impresión en 3D está revolucionando la forma de fabricar cosas, tanto en fábricas de todo el mundo como por aficionados en casa. A medida que esta tecnología se generaliza y sus aplicaciones siguen expandiéndose en todos los sectores, debemos ser conscientes de los riesgos de incendio y explosión que plantean estas impresoras. A la vez que abrazamos el futuro de la fabricación, debemos estar preparados siguiendo los protocolos de seguridad y recurriendo a los expertos adecuados para responder a cualquier incidente.
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Etiquetas: daños, equipos, incendio, propiedad, riesgo, tecnología